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Retratos en formato circular: algo más que un capricho

La acabamos de descubrir, semioculta entre la hojarasca otoñal, vuelve su rostro hacia nosotros con un brillo en los ojos de fiereza, retándonos a una mirada más profunda, una mirada que dibuje el alma más allá de la belleza en sus facciones. Hay una fuerza en su mirada que contrasta con su semblante joven, una mirada que calibra y sopesa las intenciones de quien la observa. Un gesto huidizo que nos hace quedarnos a contemplarla esperando ser bañados por la magia de la fugacidad, esperando verla sumirse entre los ocres de una hojarasca imaginaria.
Luz Marina

Hace tiempo que tenía ganas de pintar retratos en formato circular. No sé ni yo misma cómo llegué a ese capricho. Lo que sé es que un día no me pude contener y compré un lote de decenas de bastidores circulares de distintos tamaños para lo que pudiera pasar. Y lo que pasó es que por fin encontré esa imagen que buscaba en mi cabeza y me lancé literalmente a la piscina. Desde entonces han caído ya cuatro retratos. Este que os enseño aquí es el más reciente. Se trata de la interpretación de una foto de Natalia Vodianova realizada por el fotógrafo italiano Paolo Roversi.

¿Qué tiene el retrato circular que lo hace especial? Intentaré resumir lo que pienso.

El formato circular es intimista y amable, quizás por la falta de aristas, de ángulos y líneas rectas, rígidas, que recortan sin piedad una escena.

El formato circular proporciona muchísima fuerza y enfatiza la personalidad del retratado. No hay nada ajeno que se escape por las esquinas del cuadro o nos dé pistas de su ubicación, todo se concentra en la mirada del modelo.

El formato circular protege a la persona dentro de una especie de burbuja que la individualiza dentro del océano de imágenes que puede haber a su alrededor.

El formato circular rompe con una decoración tradicional y aporta una dosis de oxígeno y frescura al espacio.

Me gusta imaginarme el mundo como un lugar lleno a rebosar de esas burbujas, que somos cada uno de nosotros. Entre todos conformamos un océano enorme e inabarcable, pero nuestra burbuja es nuestro propio mundo, nuestra casa, nuestra individualidad, nuestro ego. No hay dos burbujas iguales, pero todas cuentan, todos contamos para llenar el mar.

 

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