Un retrato «alla prima» (a la primera, en castellano) es aquel que se realiza en una sola sesión, sin dejar que la pintura seque y sin un boceto previo. Personalmente son los retratos que más disfruto haciendo porque me parecen las obras más arriesgadas, las más emocionantes de alguna manera, aquellas que durante unas horas no son más que pura incertidumbre. Hay veces que se acierta y otras que no. Este método no te concede segundas oportunidades, salvo que lo dejes secar y rectifiques encima (en cuyo caso ya no sería una obra a la primera).

En esta ocasión he retratado a Regina, la centenaria abuelina del Hostal Picos Blancos en el pueblo más alto de León, La Cueta (Babia). La foto es de hace un par de años, cuando estuvimos por allí coincidiendo con la publicación de la Guía de Babia y Luna, de Julio Álvarez Rubio, en la que se relata la historia del padre de Regina, Plácido, que falleció sepultado en un alud de nieve en el año 1936, cuando volvía al pueblo después de comprar algunas provisiones para el invierno.

Aquí abajo os muestro dos pasos del proceso. Siempre me olvido de hacer más por lo ensimismada que estoy cuando pinto.