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Por qué pinto retratos de abuelinas

A veces percibo que las imágenes de personas jóvenes, bellas, sin tacha ni mácula, son las preferidas de una buena parte del público. Por eso hoy retomo este retrato de Conceiçao, con el propósito de contaros por qué pinto ancianas.

 

Puede que la cara sea el espejo del alma, pero ante todo es el reflejo de nuestro cerebro y de nuestras vivencias. Todo lo que somos está escrito en nuestro rostro, tanto aquello que queremos que los demás vean, como aquello que intentamos mantener oculto. Claro que no todo se ve a primera vista y uno debe tener paciencia para mirar, analizar, interpretar y averiguar lo que la estructura, el tono, la piel, las arrugas y los signos más sutiles nos dicen de cada persona.

 

Dentro de este contexto, los rostros de las personas mayores son como mapas del tesoro. Nos muestran curvas de nivel emocional, ríos de pasiones, abismos de pena, valles de eterna primavera. Por eso las facciones de esta colección de ancianas pueden ser más o menos risueñas, armoniosas o amables, pero todas tienen en común la transparencia con la que nos muestran su vida, la desnudez de sus sentimientos, la entrega sin tapujos de sus mayores secretos.

 

Nos hablan sus ojos apagados o brillantes, nos hablan sus bocas mudas, sus mejillas consumidas, los párpados agobiados por el peso de la edad. Nuestras abuelas nos relatan la mejor fábula que jamás nos hayan podido contar, el cuento real y vivido de lo que es o ha sido su existencia. Lo único que tenemos que hacer nosotros es escuchar cada arruga, observar cada suspiro y leer con atención la tonalidad de su piel.

 

Si mi pincel os ayuda a entender su mensaje, habré cumplido mi misión…

***

La protagonista del retrato se llama Maria da Conceiçao Teixeira, y «vive acompañada de Dios y de las palomas en una buhardilla de Oporto, a la que accede subiendo diariamente 108 escalones». Su  rostro lleva impresas las huellas de una vida nada sencilla, un camino duro que he intentado reflejar en los colores vivos y en la pincelada descarnada. No hay espacio para la suavidad y para los medios tonos en la imagen de una anciana golpeada por el destino, pero valiente y desafiante, que no se da por vencida.



La foto en la que se basa este retrato pertenece a un genio de la pintura callejera, Rui Pina. Podéis ver algunas de sus obras en esta entrada  o en Instagram (@gothic_porto). Yo estoy enamorada de ellas.

Acrílico sobre lienzo
30×40 cm

La demencia acerca

los extremos 

de esta circunferencia

que es la vida.*

Hoy he rescatado este boceto, que hice en 2015 y me pareció muy significativa esta combinación casual con las hojas del otoño. Buen lunes tengan ustedes y que nada nuble su mirada.

* Son versos prestados de Miki Naranja, hacedor de poemas en grado de tentativa, como él mismo se describía en su Instagram. Gracias, Miki, por habernos dejado un trocito de tu alma.

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