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El espanto seguro de estar mañana muerta

Hay una poesía de Rubén Darío que se titula Lo Fatal. Habla de la inseguridad y el miedo que nos provoca a los humanos el no saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Para la Segunda Edición del Concurso de Pintura Rápida sobre Violencia de Género celebrado en Villablino el día 16 de agosto me basé precisamente en uno de los versos del poema, “el espanto seguro de estar mañana muerto”. ¿Habrá algo peor, habrá algo que nos pueda espantar más, que nos aterrorice más que el hecho de saber que esta misma tarde, o mañana, o la semana próxima, pero pronto, muy pronto, nos van a matar? ¿O van a matar a nuestros hijos? ¿Y no una persona cualquiera, sino aquel que hasta ayer era nuestra pareja, nuestro amigo, nuestro amante, nuestro confidente? Yo no me imagino angustia peor, no me puedo imaginar sufrimiento tan atroz.

Por eso, este año, quise representar a una mujer tapándose la boca, una boca de donde surge un grito silencioso y profundo. Un grito que le sale del alma, de sus entrañas, de un cuerpo que ya está tan vacío y tan hueco por dentro que sus ojos solo son cuencas negras, apenas esbozada la pupila con un lápiz blanco. Este año basé mi obra en el trabajo de uno de mis autores favoritos, uno de aquellos que ha conseguido representar a mi manera de entender, la ira, el horror y el miedo, con más maestría. Me refiero, claro, al gran Guayasamín. Una obra expresionista, directa y dura, que no necesita de mucha explicación y que gustó al público y al jurado pero no lo suficiente para llevar el premio de este año, ya que decidieron otorgárselo a otros artistas que ofrecieron una visión menos dura y más amable. Mi enhorabuena a los tres premiados porque sus obras, aunque de cariz muy distinto, eran verdaderamente buenas.

La obra original, realizada en tabla de 70×70 con acrílico y lápiz de color, está disponible para la venta en el catálogo. También lo está la obra previa realizada como prueba para el concurso del año pasado (que llevó el primer premio) y que se titula “Detrás de la Ventana”.

El año próximo probaremos suerte de nuevo en el concurso. Mientras el maltrato siga existiendo, allí estaremos muchos, con nuestros pinceles y nuestro trabajo, sirviendo de escaparate para aquellas mujeres que no pueden hablar.

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