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De belleza, inspiración y retratos

Llevo días con esta obra terminada en el estudio y pendiente de poder mostrarla ya que, aunque no era un encargo, se trataba de «un robado» con la colaboración y alevosía de parte de la familia de la retratada. Finalmente se lo he podido enseñar a ella y me ha dado permiso para mostrarlo en redes.

La modelo es mucho más que una cara bonita, pero no voy a profundizar en temas que no me conciernen ni vienen al caso. Debo decir, sin embargo, que los artistas somos muy sensibles a la belleza. A la belleza en general. Y yo, particularmente, soy sensible a la belleza de los rostros. ¿Me gusta retratar solo a gente físicamente bella? No, desde luego que no. Es más, soy proclive a los rostros ajados, arrugados, torturados y lacerados por el paso del tiempo y las circunstancias. Pero también, de vez en cuando, me gusta representar la belleza sin más. Los cánones clásicos perfectos pero con un toque actualizado y muy personal.

Y este ha sido el caso, así sin más. Como ha sido una obra hecha libremente y sin ningún tipo de cortapisa, he podido explayarme y hacer lo que más me gusta. Experimentar con texturas y materiales (gesso, tintas acrílicas, rotulador, pintura acrílica y pintura al óleo). Creo, y disculpad la falta de modestia, que el resultado es simplemente espectacular. Los que habéis pasado estos días por el estudio me habéis preguntado si la retratada es «real». Y sí, lo es. Espero que os guste. Gracias.

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