La entrada a Villaoril se merecía algo decente, así que los vecinos se pusieron en marcha para consolidar los muros de la casa que da la bienvenida al pueblo. A continuación se añadió un tejadillo de pizarra para poder resguardar convenientemente los bancos que se instalaron para que los vecinos esperen cómodamente la llegada del panadero o, simplemente, se sienten a charlar y ver pasar los coches que transitan por Corros, en la carretera al otro lado del valle.

Mi aportación en este caso consistió en un pequeño mural realizado in situ en una puerta de dos hojas (puerta de cuarterón) cuya parte superior, en pésimas condiciones, fue sustituida por una tabla de madera donde se realizó la obra. La pintura, basada en una antigua foto de autor desconocido, representa a un abuelo con boina dando lume (encendiendo) un pitillo. Personalmente me recuerda a un vecino del pueblo que solía sentarse a la puerta de su casa por las mañanas a desayunar su copita de orujo y echar el primer cigarro del día, liado de su propia cosecha de tabaco. Si no vivió cien años, cerca le anduvo.

Gracias a todos los que habéis ayudado a adecentar el acceso a Villaoril, sobre todo a Luisín y a Manolito, que valen para un roto y para un descosido. Los bancos fueron donados por nuestro querido José del Tereso, recientemente fallecido, a quien mantendremos por siempre en el recuerdo.