He estado unos días pensando en este artículo de La Nueva España tan generoso que compara mi proyecto en Villaoril con las obras de Banksy. Que hablen de una ya es de agradecer, y si encima hablan bien, pues la bomba. Así que gracias por lo que me toca.

La comparación, sin embargo, por más que me guste la obra de este «desconocido» artista callejero, no tiene mucho fundamento. Mi arte no pretende ni protestar, ni llamar la atención de los galeristas internacionales, ni situarme en un plano que no me corresponde. Mi arte es un compromiso con mis vecinos de Villaoril y de Ibias, un compromiso con el mundo rural, con lo pequeño, con lo modesto, con mi familia y mi entorno. No busco fama ni notoriedad y me sorprendo cuando se elevan estas sencillas obras por encima del lugar que realmente les corresponde.

A mis vecinos les gustan (aunque alguno ya me ha pedido que deje de pintar viejas y pinte alguna moza), a la gente que viene por la zona y pasa a verlas les resultan interesantes y graciosas. Pues ya está. No necesitamos más.

Si algún día viene el Sr. Banksy será muy bien recibido en Villaoril, pero si no lo hace (que será lo más probable) pues él se lo pierde. Como decía mi buen amigo Julio Álvarez Rubio: «El que se pierda por aquí no sabe lo que sale ganando»…